El Descuido Cómico – Caso de análisis: Bad Moms

Fuente: chicagotribune
Creo que desde que conozco a mi novia, nuestra pasión y pasatiempo ha sido ir al cine, adentrándonos en lo que fuera que la cartelera nos ofreciera. Sin embargo, es indiscutible que este año la cartelera de cine ha recibido una cantidad de productos flojos y decepcionantes, cuyo desempeño ha dificultado nuestras decisiones a la hora de elegir la película del fin de semana. Particularmente fue una elección difícil hace una semana cuando pusimos tres opciones sobre la mesa y mi novia opto por Bad Moms (El Club de las Madres Rebeldes), la comedia grosera de turno por parte de Hollywood. Inmediatamente acorde con esa elección, ya que prometía un pasatiempo cómico y una narración entretenida, aún si las carcajadas no estaban a la orden del día. En términos prácticos, esas risas no tuvieron presencia, algo esperable, pero no fue lo único que faltaba.

Bad Moms propone ser una comedia hollywoodense orquestada por los movimientos cómicos de moda. Con eso me refiero a una comedia protagonizada por mujeres “rebeldes” y groseras, dejando claro que no solo los hombres son los que se divierten. Cuando ese concepto se apoderó de varias comedias modernas, estaba más que alegre de ver a las mujeres tomando el control de películas que durante mucho tiempo fueron protagonizadas por personajes masculinos incompetentes y alocados. Cortesía del cineasta Paul Feig (BridesmaidsSpy), las cintas groseras con mujeres llegaron para quedarse, pero en algún momento se perdió el hilo y aparecieron productos mediocres sin alma ni chispa. Es decir que la comedia grosera volvía a quedarse sin novedad y sin risas. Entonces, centrándome en Bad Moms, puedo afirmar que se trata exactamente de todo lo que está mal con el cine cómico grosero y tonto, luciendo aquello que convierte a una comedia en algo sin gracia, para luego acabar como un producto indudablemente irritable por su completa construcción.


Más allá de la calidad de este film, escrito y dirigido por Jon Lucas y Scott Moore (The Hangover), el mismo es un claro ejemplo de como la comedia es uno de los géneros más difíciles del cine. Más que nada porque, al igual que el terror, es necesario crear dos líneas competentes. La primera línea es la narrativa general, cuya naturaleza debe entretener y también atrapar al público, como cualquier relato lo haría. Y luego aparece la segunda línea, cuya naturaleza es bien simple. Esa se trata de hacer reír. Cada chiste forma parte de esa línea a medida que se une con el relato en sí y crea un pasatiempo cómico. Fabrica lo que finalmente vemos e identificamos como “comedia”.

Por supuesto, mi teoría de dos líneas no es definitiva, pero sirve para explicarme. De hecho, la comedia también cuenta con la posibilidad de jugar con la primera línea y crear algo incoherente. Hay miles de comedias, y hasta la más estúpida u ofensiva de las situaciones puede atraer si la misma es graciosa. Aunque, cuando el humor no está ahí, la situación se vuelve insostenible, y la película extremadamente mediocre, fallando en sus dos líneas, tanto la cómica como la narrativa.

Fuente: mrmovieflimblog
Personalmente, ya que la comedia es algo muy personal, Bad Moms es el ejemplo ideal para explicar esta lección centrada en las malas comedias. Creo que a esta altura las comedias no empiezan en el argumento, sino que aparecen en torno a crear chistes y luego todo lo demás es agregado para rellenar los espacios. Eso está bien si los chistes funcionan, pero en el caso de El Club de las Madres Rebeldes estamos hablando de una película vacía en torno a humor. El mismo solo se basa en exageraciones tontas, groserías innecesarias y chistes hasta repetidos. Eso en torno al humor. Si pasamos a la otra línea, uno se topa con personajes especialmente irregulares, cuya naturaleza es patética cuando toman decisiones tontas, o solo se dedican a ser bidimensionales. Cualquiera podrá pensar que la profundidad en la comedia no es necesaria, sin embargo, la misma es clave cuando los chistes no funcionan. No se trata de ser alguien crítico o malo, pero la verdad es que los guionistas no deberían confiar en sus propios chistes, ya que esa inseguridad los obligaría a crear cimientos sólidos en la narración que alberga el humor.

La película de Lucas y Moore es un claro ejemplo de un producto que apuesta por su humor. Tanto que su argumento es desorbitado, centrado en crear situaciones que hagan reír. No hablo de diálogos, sino de situaciones y decisiones narrativas específicas que tienen consecuencias en lo que ocurre en la historia. Ahora, esa historia es lo único que queda en ausencia de la risa, que es inevitable, y lo que era un intento de creatividad cómica, se vuelve una pesadilla para el espectador. Dado que sin risas no hay comedia, lo único que queda es un relato como cualquier otro, uno que se toma con franqueza y realismo incluso sabiendo que fue construido para hacer reir. Y en este caso, esa narración resulta catastrófica y conflictiva, ya que así se presenta.

Como ejemplo, la protagonista interpretada por Mila Kunis, es en lo que los guionistas ponen atención. De ella se desprenden todos los nudos y demás personajes. No obstante, la película fabrica mal a su personaje y esconde eso a base de humor. La desastrosa forma en que se caracteriza a Kunis es inconcebible. Su personaje es dibujado como alguien independiente y responsable antes de rebelarse contra sus responsabilidades (el argumento de la cinta y también un punto problemático). En papel eso suena posible, pero es increíble desde su sola concepción. Esa personalidad seria se viene abajo, presentándola junto a una pareja sentimental inverosímil: un hombre estúpido, incoherente y vago interpretado por David Walton. Establecer esta pareja en los primeros 5 minutos existe a base de ser algo cómico, pero ese humor es tan delgado que se viene abajo con rapidez, y solo introduce a dos personas que juntas carecen de sentido o algo similar, definitivamente no una relación cómica. Encima de todo, la propia protagonista independiente es incapaz de romper con su pareja hasta que ésta le demuestra que la ha engañado, algo que sigue adhiriendo problemáticas narrativas a una película que termina siendo solo eso, una narrativa, ya que su humor no es efectivo. Y como dije, si las risas no se escuchan, entonces el espectador tendrá que conformarse con la historia, y en el caso de Bad Moms, la misma es imperdonable.

El problema que busco demostrar a base de Bad Moms (y elegí ese caso porque fue la pieza que me ofreció esta reflexión), es uno que aparece cada vez más. El problema es que si sacamos los chistes, las comedias pueden quedar vacías. Algunas veces no es fácil quitar el humor, sea porque es realmente orgánico o sólido, pero otras es sencillo olvidar las risas, más cuando las mismas ni siquiera están presentes. A lo que me refiero es a una nueva concepción de lo que significa una mala comedia, porque hemos llegado a ese punto. Alguien alguna vez dijo que lo peor que puede hacer una comedia es no hacerte reír. Pero hay algo peor, una comedia que no solo no hace reír, sino que tampoco es capaz de construir una narración confiable o coherente. Toparse con ese tipo de relato encima de bromas sin gracia puede ser catastrófico. Y de hecho, esa es la situación que ofrece mi ejemplo. Pero confíen en mí, no es la única comedia que sufre de esto, y por como pintan las cosas, tampoco será la última.

Comentarios

  1. Interesante análisis. ¿Cómo podríamos hacer más dinámico el texto? ¿Podríamos utilizar hipervínculos, por ejemplo? ¿O incluir en medio del texto fotogramas o el trailer?

    ResponderEliminar

Publicar un comentario